viernes, 14 de agosto de 2009

El Gran engaño o quienes son los gatopardos…

Si el PC apoya en segunda vuelta a Frei, claramente los "gatopardistas", aquellos que engañaron y distrajeron al electorado, y “al pueblo”, ha sido la propia izquierda extraparlamentaria.

La idea de Arrate como candidato presidencial surgió como un proceso independiente desde dentro del PS, que se dilucidaba en principio, como un paso para conformar una nueva fuerza de izquierda amplia, democrática, moderna y competitiva.

Se interpretaba como un primer paso para dar respuesta a una creciente necesidad, la de construir una alternativa política a las coaliciones hegemónicas -la Concertación y la Alianza- nueva y viable que aunara a distintos sectores.

Por lo mismo, no era raro que de esos sectores provinieran duras críticas a la Concertación, declarando su estado mortuorio, su anquilosamiento, su elitismo excesivo, y donde tanto la Alianza como la Concertación, eran visualizadas como un solo cuerpo, que en el fondo representaban lo mismo, el continuismo, etc.

En ese contexto, Arrate comienza a surgir como el rostro visible para la construcción de un proyecto político nuevo, con el que diversas personas se identificaban sin importar su partido de procedencia o historial político, pero que querían cambios profundos, como un nuevo sistema electoral o una nueva constitucionalidad, y evitar las lógicas políticas nefastas que tanto se criticaban, fomentando la participación y la inclusión de distintos actores y sectores.

En el proceso, en ningún caso se pretendía refaccionar el Juntos Podemos o convertir a Arrate en el candidato de éste (aunque sí tratar de atraer su apoyo al igual que los de Navarro por ejemplo, para construir una nueva fuerza amplia).

Se tenía claro que Arrate debería representar algo completamente nuevo, porque no surgió como candidato exclusivo del Juntos Podemos -que tenía a otros posibles candidatos- sino de sectores socialistas descolgados, decepcionados (o fracasados según Escalona), pero sobre todo de ciudadanos diversos, incluidos independientes, gente decepcionada de la política en general, etc.

¿Qué ha ocurrido en la praxis desde la proclamación de Arrate como candidato del Juntos Podemos?

Primero, los Humanistas se fueron del JP, dando su apoyo a Marco Enríquez Ominami. Segundo, Arrate es el candidato del Juntos Podemos y no de un nuevo proyecto político, ni el nombre cambió.

Lo último. A meses de la elección presidencial, Teillier no descarta apoyar a Frei en segunda vuelta.

Al parecer Teillier está tomando en cuenta que Arrate no pasa del 1% según las encuestas, que los humanistas ya se fueron con Marco Enríquez y que el pacto contra la exclusión ya está hecho.

Así, a meses de la elección, al parecer le da lo mismo lo que ocurra con Arrate en primera vuelta pues ya proyecta la segunda, asegurando su apoyo a Frei aún cuando el propio candidato del JP ha dicho que existe colusión “entre Piñera, MEO y Frei”. E incluso que “son todos lo peor de lo mismos, lo menos de lo mismo y más de lo mismo”.

¿Alguien entiende esta especie de autoinstrumentalización y auto cooptación? ¿Qué dice Arrate de esta auto “torpedeada”?

¿Qué paso con el nuevo proyecto político en el que participaban independientes y personas de otros partidos? Si es que queda algo de éste ¿Se disolverá en pro del pacto contra la exclusión que favorece al PC?

Algunos dirán que el apoyo es válido pues ya está el pacto contra la exclusión y así se logra la mayoría parlamentaria para llevar a cabo los cambios. Eso dijo Frei.

La pregunta es ¿Por qué ahora se harían esos cambios si en veinte años no se han hecho?
¿Se podrán hacer tomando en cuenta que en el parlamento se rechazo la ley que limitaba la reelección? ¿Harán los cambios los mismos que no quieren dejar de ser reelectos? ¿Por qué el PC no apoya a Frei de inmediato si ya consideran que Arrate no pasa la primera vuelta?

Más aún ¿Qué pasó con la construcción de una nueva alternativa política a la Concertación y la Alianza?

Lo cierto es que si el PC apoya en segunda vuelta a Frei, claramente los "gatopardistas", aquellos que engañaron y distrajeron al electorado y “al pueblo”, no fueron Marco Enríquez y compañía como se ha dicho, sino la propia izquierda extraparlamentaria al legitimar a la misma coalición que critican.

Lo anterior tiene una probable explicación. Rigidez, pero sobre todo poca inteligencia política.

EL FACTOR MEO

Cuando MEO irrumpió y descalabro el escenario político con su candidatura, alterando la binominalidad porcentual, atrayendo a sectores descontentos con la Concertación y la Alianza, no atraídos ni por Frei, Piñera ni el Junto Podemos o el PC, estos últimos no hallaron nada mejor que atacarle.

No sólo actuaron antidemocráticamente al deslegitimar a priori sus pretensiones electorales, sino que le acusaron de ser una especie de distractor de la derecha, (un derechista claramente) para evitar la organización de las fuerzas de la izquierda dispersa y no articulada.

Hasta ahora, se ha dicho que Meo es servil a la derecha, que se colude con Piñera para atacar a Frei, para dividir a la Concertación y permitir el triunfo del empresario, que es ambiguo.

En esa lógica se ha dicho que Piñera, Frei y MEO son más de lo mismo, y que la alternativa es la candidatura de Arrate, respaldada por el ex Juntos Podemos, que en realidad es el PC, la Izquierda Cristiana, varios socialistas e independientes.

Pero lo cierto es que no vieron que Meo -aún cuando le despreciaban pues provenía de la misma Concertación al igual que Arrate- no sólo coincidía con ellos en el diagnóstico en cuanto a la Concertación, sino que además, les daba la posibilidad de ampliar el espectro electoral a nivel de independientes. Sólo tenían que negociar inteligentemente.

¿Qué hubiera pasado –o pasaría- si el PC y el alicaído Juntos Podemos apoyarán a MEO, tal como lo hicieron sus socios humanistas, estableciendo ciertas condiciones o acuerdos mutuos en caso de lograr la presidencia? ¿Es o era tan inviable hacer eso? ¿Es tan rígida la ideología como para no establecer acuerdos?

Probablemente vencerían a Frei, incluso quizás a Piñera.

Sin embargo, el problema no sólo es que la mayoría de los actores políticos chilenos manejan sus ideas como si fueran piedras, sin poder negociar, sino que reproducen las mismas prácticas que critican.

Cuestionan el elitismo y la partidocracia, y sin embargo, conforman rápidamente elites y grupos partidarios de decisión y de clientes políticos, que finalmente terminan por dejar a las bases e independientes relegados.

Y no manejan ni pretenden crear mecanismo alguno para evitar eso. Por lo mismo, las disputas intestinas terminan por debilitar aún más la posible unidad, sobre todo porque no hay ningún liderazgo.

Critican la falta de diálogo. Pues bien, y acorde a la lógica anterior, mal entienden el diálogo incluso con aquellos que pueden ser más cercanos a sus ideas. Todos son muy caudillistas y mesiánicos. Si no fuera así, Navarro y Arrate, hace rato habrían establecido un acuerdo de unidad basado en negociación y no ahora recién cuando quedan pocos meses. Pero no, ahora cada uno marca 1% por si solo.

Claramente, falta astucia política y en vez de generar un forado en la hegemonía dominante a la cual criticaban, se acercan a ella, hacen acuerdos parlamentarios y quizás le prometen los apoyos en segunda vuelta al candidato oficialista. De proyectos políticos nuevos nada.

¿De qué estamos hablando entonces?

1 comentario:

azeta dijo...

La falta de "ingenio" tiene su causa en la coincidencia de intereses de todos los personeros que nombras, concertacionistas cada uno de ellos a rabiar.
Jocelyn Holt también lo dijo, Piñera es el quinto gobierno de la concertación.
Ese es el punto, charchazos de payaso. Nadie se jugó algo importante en esta elección; algunos se jugaron la pega y actuaron con decisión, pero nadie más que ellos se condujo así, empezando por los candidatos.