jueves, 4 de diciembre de 2008

La vuelta de los tres tercios

Los partidos políticos hegemónicos y la rigidez del sistema electoral de dos coaliciones están chocando con la mayor y creciente pluralidad del electorado y la necesidad de esté de tener más alternativas desde donde elegir.
El anunció de Ricardo Lagos, de que ya no es ni ha sido candidato a la presidencia –nunca lo fue probablemente- no sólo ha puesto fin a una serie de especulaciones y tiras y aflojas entre las directivas del PPD y el PS, sino que ha vuelto aún más incierto el escenario pre-presidencial en términos generales, sobre todo para las directivas partidarias, al dejar en claro que no existe un liderazgo que aúne a una coalición debilitada.

En este sentido, la dirección del PPD, sin candidato “propio”, en una lógica centrípeta, queda entonces obligadamente a disposición de cualquier otro partido de la coalición que levante una opción presidencial. Todo sea por mantener la coalición.
Hasta el momento, las opciones para Pepe Auth son Frei en la DC, Gómez en el PRSD, Insulza en el PS, aún cuando esté último –al igual que Lagos- es de alto riesgo en cuanto a bajar sus pretensiones presidenciales.

Como la atomización y la entropía son mayores, existen opciones que claramente tienen la creciente posibilidad de convertirse -desde dentro o fuera de las coaliciones- en actores de veto en el sistema político. Es decir, de romper la lógica de dos coaliciones.
Es el caso de Jorge Arrate, quien ya acordó con Jorge Tellier (PC) suscribir la conformación de una nueva opción política. Es decir, la constitución de un nuevo conglomerado que podría escindir a la Concertación, y a la cual podrían sumarse otros actores políticos y sociales.
También es el caso de Chile Primero, Alejandro Navarro, e incluso de Leonardo Farkas (aunque algunos no lo tomen en serio, es un outsider que puede llegar a convertirse en una especie de catch all).
En este sentido, la poca diferencia que implica la Alianza en cuanto a la Concertación en cuanto a la ciudadanía, y la notoria debilidad constitutiva de la segunda, está generando tres fenómenos esenciales:
  1. Una concentración del poder por parte de las elites dirigentes de diversos partidos, un acto desesperado por mantener a la coalición a base de las disciplinas y adhesiones partidarias.
  2. El surgimiento de crecientes disidencias internas, que sin llamar a la ruptura total, plantean la construcción de una alternativa política que incluya a sectores excluidos y autoexcluidos de la política, en clara contraposición a las dos coaliciones hegemónicas.
  3. Una sensación de ambigüedad generalizada en cuanto al campo político, que el electorado traduce como agotamiento de la clase política, concentrada en ambas coaliciones, y que se ve reflejada en un distanciamiento con respecto a los partidos como órganos representantes.
Mientras el sistema electoral binominal fuerza la representación política en torno a dos coaliciones partidarias, simultáneamente está generando altos niveles de desafección política, bajos niveles de votación y fenómenos como el apoyo ciudadano a Leonardo Farkas.
En este sentido, el caso de Leonardo Farkas, que corresponde claramente a la llegada de un actor no político (un outsider) al campo político, indica una crisis del sistema de representación basada en los partidos políticos.
La anquilosada lógica dual de coaliciones -una de derecha y otra de centro izquierda y funcional en los inicios de la transición- comienza a agotarse y romperse paulatinamente a nivel informal (hecho que se refleja en la atomización interna de las opciones presidenciales y los bajos niveles de adherencia electoral) debido a las transformaciones que el propio electorado ha ido sufriendo en cuanto al promedio de edad de los votantes, la baja adhesión electoral de los jóvenes, etc, lo que implica una reconfiguración del escenario político donde probablemente se constituyan nuevamente tres tercios con el surgimiento de una nueva alternativa política.

6 comentarios:

Javier Bazán Aguirre dijo...

Es un tópico de la izquierda chilena acusar al sistema rígidez,falta de pluralidad, entre otras cosas.

Están los mismo que hace 20 años en el Congreso, por ejemplo. Sin embargo, leí tú artículo nadie ha dicho que el sistema americano, nadie ha cuestionado que el senador Demócrata esté más de 30 años en el Congreso, o el mismo McCain, por el lado Repúblicano.

¿Ocurrirá lo mismo en el parlamento británico, en la Corte Española, en la Asamblea francesa?

Si tú lees a los blog de"derecha" en Chile, lo que le critican a la Alianza es,pues, precisamente, tratar de hacer una mala copia de la Concertación.

Por el contrario, sería más interesante, si no temiese ser liberal, ya sea con el cheque escolar, los impuestos y el tamaño del estado. Con todo, no lo hace.

Jorge A. Gómez Arismendi dijo...

Javier, caes en una contradicción que de hecho es la contradicción de la derecha -o de una parte importante-.

Supongo que conoces el planteamiento de Mill -lo cito textual- de que: "En una democracia realmente igual todo partido, cualquiera sea, debe estar representado en una proporción no superior, sino idéntica al número de sus individuos. La mayoría de representantes debe corresponder a la mayoría de electores; pero, por la misma razón, toda minoría de electores debe tener una minoría de representantes".

En ese sentido, el sistema electoral chileno es rígido, poco plural, poco representativo y poco proporcional. Es poco democrático en definitiva.

La Derecha se ha encargado siempre de tratar de mantener dicho sistema político que no es liberal, sino tutorial -Piñera prometió cambios y no logró liderar propuestas en la derecha-.
Es decir, siguen creyendo que la gente es tonta, que hay que protegerla, le temen a la competencia política.

Sería interesante si fueren liberales también con los votos.

Javier Bazán Aguirre dijo...

Jorge:
¿Por qué supones que el único sistema válido es el proporcional,cuando existen tres clasificaciones, a saber:
1)Sistemas Pluralidad – Mayoría
2)Sistemas Semi – Proporcionales.
3)Sistemas de Representación proporcional?

Así, con la primera clasificación, que es que ocupa el inglés, se ha dado lo siguiente: "2. Subrepresentación: Los partidos que obtienen el segundo o tercer lugar, consistentemente tienden a ganar un alto número de votos, pero pocos asientos en el Parlamento, esto significa que los partidos más pequeños no están bien representados en la Cámara de los Comunes.
3. No hay mandato de gobierno: Existe la posibilidad de que un partido gane la mayoría de los escaños parlamentarios no sólo con una minoría de votos, sino también con menos votos que uno de sus rivales. Esto sucedió en 1951 y 1974.
"

Si se trata por la mayoría, entonces, sucede lo siguiente:
"1.Excluye a los partidos minoritarios de una representación justa.
2.Excluye a las minorías de una representación justa
3.Excluye a las mujeres del parlamento"

En cambio, los sistemas de Pluralidad-Mayoría, se basan "En el sistema de mayoría relativa, algunas veces conocido como sistema de pluralidad en distritos uninominales, el ganador es aquel que obtiene el mayor número de votos, aunque ello no implique necesariamente la mayoría absoluta "

Jorge A. Gómez Arismendi dijo...

El otro día conversabamos con un amigo y concordabamos en que un sistema como el alemán no sería malo.

El tema en ese sentido es más matemático. Lo único claro es que el actual sistema binominal es pésimo.
Esta hecho para tiempos los tiempos paranoicos de la Guerra Fría...

Javier Bazán Aguirre dijo...

Jorge:
Con mi último comentario quise manifestar que no existe un sistema electoral perfecto, como si 'perfecto' fuese sinómino de proporcional.

De hecho, cuando yo sabía poco acerca de los sistemas electorales, encontré un sitio, en que partía del supuesto que cada sistema tiene sus venjatas y desventajas.

Lo que te cite, proviene de lo que aproveché de copiar,pues lo encontré muy pedagógico e instructivo. Desde luego, hasta el hecho de que un país hayan tribus y no partidos, por ejemplo, influye en el sistema electoral.

El sistema alemán también lo estudié, mas no recuerdo las características.

Javier Bazán Aguirre dijo...

Si el sistema uninomial, como el inglés y americano, no lo puedes acusar de falta de pluralismo.