martes, 11 de diciembre de 2007

De vuelta a la Matrix - Contrariando a Slavoj Zizek

El título de la obra de Slavoj Zizek, Bienvenidos al Desierto de lo Real, una clara alusión a la película Matrix, y el momento en que Neo, una vez despertado y fuera de la Matrix –la estructura mental en la que vivía su mente- aprecia la realidad material en la que vive su cuerpo, busca mostrar como nuestras sociedades se han constituido y cimentado dualmente a base de una realidad virtual que se superpone y dominaría a la material.

Lo anterior se vería reflejado en el pánico y temor existentes en los días previos al denominado Bug Millenium (la falla del 00), que auguraba desastres y descalabros en los mercados, la política, el abastecimiento y la seguridad, nunca antes vistos, pero que finalmente nunca ocurrieron. Es decir, la Matrix se mantuvo intacta sin alterar la realidad material.

El planteamiento de Zizek se puede enmarcar dentro del viejo dilema entre la posición que considera a las ideas como constitutivas de la realidad y aquella que considera que es la realidad la que funda las ideas. La pugna entre Realismo e Idealismo.
Zizek nos muestra que estamos en un sistema dual similar al mostrado en Matrix, donde los sujetos viven, sienten y estructuran su vida en base a un marco virtual, donde el orden material depende de dicho marco.
Por lo mismo, algo tan virtual como la falla del 00 era tan temida, pues podía desbaratar a nivel material, el carácter de la propiedad, de nuestras identidades, nuestras calificaciones, nuestras cuentas bancarias o deudas. En otras palabras, podría dejarnos en el desierto de lo real sin esa información.

Sin embargo, Zizek más bien considera sólo una parte constitutiva de la Matrix, pero no nos indica, ni nos muestra cuál es ésta. Nos muestra sólo el instrumento con el cual dicha estructura inmaterial se constituye, pero no cómo está se reproduce como un sistema de dominación. Como Morfeo a Neo, nos despertó, pero no nos dice de qué.

Si fueramos Neo entonces, tendríamos que volver a la Matrix, para saber cómo es realmente aquella estructura inmaterial que sin embargo -y tal como lo hace una Ideología- desde nuestras mentes, condiciona y rige toda nuestra vida material, gobierna nuestros cuerpos, nuestro tiempo, nuestras relaciones, legitimando racionalmente el orden existente.

Hegel planteaba tres ejes claves existentes en toda Ideología: como doctrina, es decir como un complejo de ideas, teorías y procedimientos; como creencia, cuando lo primero es asumido como verdad única y como certeza manifiesta; y como ritual, cuando se internalizan prácticas y procedimientos en las dimensiones de la vida, que se hacen parte de la “experiencia espontánea” de los sujetos, y que se convierten en los mecanismos que la reproducen.

La Matrix de Neo es claramente una forma de poder y dominación en dos sentidos:
Individualizante –cada cuerpo es una batería de energía dispuesta para seguir alimentando el sistema, pero separadamente una de la otra; y Totalizante, donde la estructura de la Matrix es el todo existente, real, verdadero, que envuelve cada dimensión de la vida de los sujetos.

¿Qué discurso imperante se ajusta mejor a la premisa de la Matrix, como estructura inmaterial que rige y controla las mentes, gobernando así los cuerpos y condicionando la realidad material?

Una forma de dominación con pretensión individualizante y totalizante a la vez fue claramente la Ideología del Estado Moderno. Sin embargo, ésta no logró ser absolutamente totalizante como la Matrix de Neo, y las fisuras en cuanto a su poder constitutivo impidieron generar su base esencial a nivel individualizante. Es decir, no logró penetrar en la mente y en las prácticas de todos los sujetos.
Pero existe otra forma de dominación totalizante e individualizante, que parece estarse asemejando cada vez más a la Matrix de los hermanos Wachowski; la Ideología del Mercado (o su no ideología).

Como la Matrix, la ideología del Mercado –no el mercado, sino su ideología- se torna hegemónica y tiende a someter cada aspecto de nuestras vidas; incluso aquellas dimensiones que quizás nunca deberían medirse por la competencia o la racionalidad mercantil.
Tal y como cualquier ideología lo hace, con sus símbolos discursivos claves –no exclusivos- como la competencia, la eficiencia, eficacia y racionalidad, va imponiendo prácticas y constituyendo sujetos que la retroalimentan con ellas.

Cualquier atisbo contrario a esta Matrix, queda como un signo de irracionalidad, marcado como expresión del vandalismo y salvajismo poco aséptico, que entorpece y ensucia su perfección, reproducción y desarrollo.

Tal como en la película Matrix, y a diferencia de la ideología del Estado, la del Mercado ha hecho a nivel mental, lo que ninguna otra ideología había logrado hacer:
Primero, en su fase totalizante, ha comenzado a dominar totalmente cada aspecto de la vida humana, insertando sus lógicas, incluso en nuestras relaciones personales, amorosas, en nuestra biología, nuestra sangre, nuestra muerte.

Segundo, en su fase individualizante, ha puesto en las mentes de todos o la mayoría, la noción de que son libres, que su acción, ya sea comprando o vendiendo, es totalmente libre, racional e independiente de cualquier forma de cooptación o coerción.

La realidad mental, la Matrix misma, se ha constituido tan bien, que los ha hecho razonar en forma tan concreta y simple, que sólo aquello que captan físicamente, puede ser objeto de consideración como elemento de coerción.
Al igual que en la película, nuestra Matrix ha eliminado la noción psicofísica del ser humano. Ha terminado por alienar definitivamente al individuo, primero de su trabajo, luego de la comunicación y ahora, de su propia consciencia en el espacio-tiempo.

4 comentarios:

Alan dijo...

Interesante post. Podrías hacer una continuación hablando del papel de los medios de comunicación en todo esto.

Claudio Aguayo dijo...

Me parece pésimo; lo Real que alude Zizek hay que entenderlo desde lo Real lacaniano; ese "nudo" traumático siempre desplazado, un centro no-céntrico. Desplazando el discurso de Zizek hacia la mera sociología no logramos comprender casi nada; Zizek nos está proponiendo un debate filosófico sobre la ideología y sus formas de subjetivación e individuación (al igual que Althusser), no una sociología política sobre la verdad.

Profundistas dijo...

Me adhiero al comentario de arriba: la lectura de Zizek sobre Matrix es en términos lacanianos-hegelianos, sin embargo, el post es tremendamente elocuente y conciso en su argumento. Deberías ampliarlo más, me parece muy bueno.
Bueno blog.


lapuente

Alex dijo...

hablas de la Matrix, o del postmodernismo, pareciera ser muy parecido no??

solo una anotacion, en matrix tampoco todos estan dentro de esa "realidad" y de hecho no son pocos.
igual que muchos queremos despertar de nuestra matrix propia

buenas anotaciones
Suerte Bye