lunes, 11 de abril de 2011

ELECCIÓN EN PERÚ Y LA FLORIDA, UN MISMO DILEMA

La elección en Perú y el mes sin alcalde de La Florida, tienen muchas cosas en común, la principal, reflejan que la política sigue entrampada en una pregunta antigua pero fútil ¿Quienes deben gobernar?

Hay un viejo pero siempre latente dilema –la paradoja de la Libertad que usa Platón como argumento contra la democracia- que tiene relación con qué ocurre si los votantes eligen por mayoría a un dictador como gobernante, o si eligen tener un régimen autoritario a través de elecciones libres.

Ese dilema tiene relación con lo que Popper llamaba la teoría de la soberanía, que presume que el poder político está o debe estar libre de todo control, y que origina la pregunta más antigua e inútil del pensamiento político ¿Quiénes deben gobernar?

Por siglos esa pregunta ha imperado en la política, dando énfasis -erradamente- en quienes ejercen el gobierno, dejando de lado un aspecto esencial, relativo a qué instituciones permiten a los ciudadanos protegerse de un mal gobernante y destituirlo en caso necesario, evitando el derramamiento de sangre.

Ese mayor o menor énfasis en controles y contrapesos al poder, es el que permite distinguir una democracia de una tiranía. También permite ver cuándo un sistema democrático o que al menos intenta establecerse sufre una reversión.

La elección en Perú, donde el candidato que lidera los comicios, Ollanta Humala tiene -aunque diga que ya no- un claro discurso chauvinista, estatista y por ende bélico, no debería dejar a nadie indiferente en ese sentido.

Porque tomando en cuenta su posible elección es inevitable que surja una duda ¿La institucionalidad democrática del Perú, entrega garantías a sus ciudadanos ante la potencial llegada de un mal gobernante elegido por ellos mismos? ¿Hay contrapesos y controles fuertes sobre los gobernantes? No lo sé.

En lo personal me preocupa el ascenso de Humala por dos aspectos, no sólo porque a lo largo de la historia quienes han ascendido al poder político con esa clase de discurso ultranacionalista –aunque lo suavicen para las elecciones- han sido nefastos contra la democracia, libertad individual y los derechos de las personas; sino también porque los electores peruanos parecen avalarlo como una opción viable democráticamente.

Es el dilema de la libertad platónico. Los ciudadanos tienen el derecho y la libertad de elegir. El riesgo y la pregunta  previa es si esa elección no coloca en riesgo su propia libertad.

¿Y qué tiene que ver esto con el espectáculo en La Florida? La Florida vive el dilema platónico en carne propia.

La Florida y sus vecinos están entrampados en esa misma pregunta -¿Quién debe gobernar? desde hace más de un mes. Y ese enredo denota que nuestra democracia a nivel local no entrega los medios institucionales para que los ciudadanos destituyan malos gobernantes y reelijan nuevamente a sus representantes. No cuentan con una institucionalidad que los proteja de malos representantes, sean alcaldes o concejales, que capturan el poder para sí de manera personal o colectiva.

Y entonces, hoy aún están a merced del criterio de unos cuantos miembros de un concejo municipal, sin poder ejercer ningún control sobre éstos, y sin ningún poder para cambiar a sus representantes con el voto, es decir de manera pacífica.

Los propios miembros del concejo municipal –tanto de la Alianza como la Concertación- en una actitud claramente autoritaria están entrampados en la pregunta de ¿Quiénes deben gobernar?

De ambos sectores, y de manera claramente soberbia, sin consultar al electorado, se consideran los más aptos para hacerlo. Ese es eje de la disputa y la inmovilidad que mantiene a La Florida sin alcalde.

Es decir, aprovechando la falta de una institucionalidad democrática, los propios representantes les niegan el derecho de ejercer la democracia a sus ciudadanos, mientras ellos se baten en un duelo por el poder.

Como decía Karl Popper “Si no se coloca la preservación de la democracia por encima de toda otra consideración…las tendencias antidemocráticas latentes que nunca faltan puede provocar la caída de la democracia”.

Por eso, el enfoque desde el que debe ser abordado la política para salvar o fortalecer la Democracia tiene relación con preguntarse ¿Qué instituciones nos garantizan o nos protegen de malos gobernantes? 

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