martes, 4 de enero de 2011

ABORTO Y DEFENSA DE LA VIDA, DOS CRITERIOS ESPARTANOS

Lanzar a alguien a un precipicio por considerarlo incapaz de sobrevivir -como lo hacían los espartanos- es un criterio brutal en cuanto a la vida. No obstante, parece ser ferozmente más honesto que el discurso culposo que impera en nuestras sociedades modernas.

En Esparta, el derecho a la vida de los recién nacidos estaba supeditado a su capacidad de enfrentar la vicisitudes de la existencia. No cumplir tal requisito –y servir al duro sistema espartano- implicaba ser considero una carga para la polis, y ser abandonado a la suerte en un barranco.

La lógica espartana de selección “casi natural”, partía de una honestidad prácticamente grosera: el reconocimiento de que la sociedad y valores espartanos carecían de espacios para débiles o desvalidos. Parecía decir sin anestesia: Si no eres sano o fuerte, no podemos hacer nada por ti más que dejarte a tu suerte, pues nuestra sociedad no garantiza tu existencia posterior.

Aquel criterio -una moral guerrera según Nietzsche- claramente brutal y arbitrario, hoy es considerado por nuestras sociedades -que se perciben “más civilizadas y humanitarias”- no sólo incivilizado, sino una eugenesia e infanticidio inhumanos.

No obstante, parece ser ferozmente más honesto que el discurso culposo, que impera en nuestras sociedades modernas.

¿Por qué dirán muchos? La diferencia la encontramos en la misma lógica espartana.

A diferencia de los espartanos, nuestras sociedades, al presumirse más avanzadas y modernas, sufren constante culpabilidad ante la situación de los desvalidos y desafortunados -el triunfo de la moral de los débiles, diría Nietzsche-.

El problema no es en sí ese sentimiento, sino que la mayor parte del tiempo, aquella compasión es más bien retórica y no práctica.  

En este sentido, el argumento “provida” que plantea que la vida -y el derecho a ésta- son valores superiores a cualquier otra consideración, ya sea legal, ideológica, religiosa, económica o clínica, y que por tanto deben ser protegidos a toda costa, es en sí impecable. Nadie podría decir lo contrario en cuanto al valor máximo de la vida humana.

Pero, hay un vacío no saldado, que ninguno de los autoproclamados provida aborda de frentón, y que al parecer los espartanos si enfrentaban -quizás no de forma civilizada- pero si más valiente:

¿Qué ocurre con los individuos después de nacer, sobre todo con aquellos cuya existencia podría ser más difícil una vez fuera del útero de sus madres? ¿Quién los protege realmente? ¿Qué hace nuestra sociedad ante ellos?

Ahí radica la falencia –casi cínica- del argumento de los sectores autoproclamados provida-. Al igual que aquellos que proclaman el igualitarismo, parecen hacerlo de forma más bien abstracta. De manera ilusoria. Nunca concreta. 

Porque, aunque plantean que la vida debe ser protegida desde la concepción y sin escatimar recursos, en sus argumentos se desligan casi absolutamente de lo que implica la vida más allá del vientre materno. Sobre todo, la de aquellos menos afortunados por los cuales la sociedad actual parece no hacer nada.

Es decir, aunque no lo quieran, su lógica es igual a la de los espartanos –e incluso a la de quienes están a favor del aborto-: Defendemos tu derecho a nacer, pero te dejaremos a tu suerte, pues nuestra sociedad, no garantiza tu existencia posterior.

Entonces, la vida –tan defendida de forma abstracta- en la práctica, y una vez fuera del útero materno, en muchos casos, y sobre todo cuando la existencia posterior se dilucida compleja o trabajosa, queda irremediablemente a la deriva y la suerte. Es decir, a los designios de “la selección natural”.

Aquellos que se protegió antes de nacer, una vez fuera del útero, literalmente quedan abandonados a su suerte, lanzados metafóricamente a un barranco simbólico.

5 comentarios:

Nicolás V. dijo...

Muy Buenas,

No pude dejar de recordar esta actuacion que plantea exactamente lo mismo.



http://www.youtube.com/watch?v=AvF1Q3UidWM

un saludo.

Patoace dijo...

Perdón, pero ¿De qué estás hablando?

¿Acaso no existe "Chile crece contigo"? ¿Y la red de hospitales públicos? ¿Y la red de hospitales católicos? ¿Y la Fundación San José para la Adopción? ¿Y el hogar de Cristo? ¿Y el hogar las Rosas?

Está bien, distan mucho de ser organizaciones perfectas o de dar la ayuda que a todos nos gustaría, pero ¿"abandonados a su suerte, lanzados metafóricamente a un barranco simbólico"?

Me parece una exageración poco seria y una falta de respeto a tantas personas que trabajan día a día por los demás.

Jorge A. Gómez Arismendi dijo...

Pato, te recomiendo leer este testimonio que quizás no es el único:

http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2010/12/24/noticias/pais/2010/01/22/yo-no-pude-abortar-y-esto-es-lo-que-paso/

Patoace dijo...

Gracias por el enlace.

Pero creo que ella misma desmiente lo que dices, porque refiere que ha tenido apoyo de la Teletón, de fonasa, de las organizaciones de mujeres, está con licencia médica (que significa sueldo y trabajo asegurado)

¿Es eso un barranco simbólico? No lo creo.

No es una situación ideal, y su vida cambiará para siempre por esta experiencia. Ella dice que está bien ahora, pero aunque no fuera así, aunque estuviera arruinada por gastos médicos, la pregunta es ¿justifica eso matar a ese niño?

Y si la carga es tan pesada ¿no puede entregarlo a un hogar, para que lo cuide? no será ni el primero ni el último huérfano dejado anónimamente en una puerta.

Ella misma está haciendo algo muy bueno que no habría hecho de haber abortado a su hijo: llamarnos la atención acerca de la precariedad del sistema de salud.

Todas estas son opciones mejores que el aborto. La muerte nos deja donde mismo, inertes, sólo la vida nos obliga a movernos.

Jorge A. Gómez Arismendi dijo...

Pato, por lo que planteas, veo que no entendiste el artículo, y en parte ejemplificas lo que digo.

En ningún caso digo que la alternativa es el aborto, sino que, si vamos a proteger la vida, hay que hacerlo de forma completa, no a medias como hasta el momento lo hacen los auto proclamados provida.

Por ejemplo ¿Cuántos provida cuestionan abiertamente -como lo haces acá- el sistema de salud imperante?