Desde un punto de vista neofrankfurtiano, la crisis económica parece indicar el inicio de una crisis permanente de lo algunos llaman el capitalismo tardío (monopólico), el que irremediablemente parece necesitar del Estado para afrontar los crecientes desequilibrios generados por la economía especulativa.
La crisis actual parece dar luces y validez a este planteamiento, pues el Estado ha sido utilizado como un elemento de equilibrio para organizar los desajustes generados por las corporaciones financieras en una economía caracterizada por crecientes estructuras oligopólicas.
Algunos teóricos de la Escuela de Frankfurt, entre ellos Jurgen Habermas, planteaban que en un momento de su desarrollo, el capitalismo tardío, debido a sus irremediables tendencias a la crisis, necesitaría introducir la regulación estatal para asegurar su continuidad, adjudicando los beneficios económicas al mercado y las pérdidas al Estado, que se vuelve “agente planificador del “capital monopólico” unificado. (Habermas, Problemas De Legitimación En El Capitalismo Tardío).
Es decir, desde este punto de vista, la crisis actual estaría marcando el inicio de una posible crisis permanente del sistema capitalista, debido a la gradual incapacidad de éste para responder a las progresivas y diversas necesidades de la creciente población y la imposibilidad de ésta última, para adaptarse a los cambios de la economía globalizada.
Lo anterior se vería acentuado por el “reacoplamiento del sistema económico al sistema político, que repolitiza en cierto modo las relaciones de producción” (Habermas, Problemas De Legitimación En El Capitalismo Tardío), que en definitiva constituiría el paso de un capitalismo competitivo a un capitalismo monopólico.
En este sentido, el capital financiero estaría yendo en contra de la lógica del antiguo capitalismo industrial, puesto que “el sistema financiero de los EE.UU., al engrasar las ruedas de la economía real, ha estado absorbiendo un asombroso 30 por ciento de los beneficios empresariales y el 10 por ciento de los salarios. Así, pues, a diferencia de lo sucedido en el decenio de 1930, los EE.UU. afrontan un sistema financiero hipertrofiado.” Kenneth Rogoff (Profesor de Economía y Política Pública en la Universidad de Harvard y fue economista jefe del FMI).
En este sentido, no es menor considerar que la crisis actual está enmarcada por grandes índices de desigualdad económica, que parecen indicar que los sistemas financieros han sido ineficientes pues han dejado de promover el crecimiento en la economía real, y que “tampoco el capitalismo liberal el mercado cumplió por sí solo las funciones de la socialización en el sentido de la integración social” (Habermas, Problemas De Legitimación en El Capitalismo Tardío), dando paso a la actual fase de capitalismo monopólico.
Se produciría entonces una falencia en cuanto a “la adaptación del individuo no sólo en su integración social, sino especialmente en su integración sistémica” (Blanca Muñoz, Teoría de la Crisis). Es decir, la crisis permanente tiene la potencialidad de convertirse en un conflicto existencial, no sólo de cada individuo, sino del sistema mismo.
La crisis permanente, se sedimenta en base a lo que Habermas llama desplazamiento, de la crisis económica al sistema político, y a todos los campos de la sociedad. “El desplazamiento hacia lo político es la lógica consecuencia de la imposibilidad de solucionar la crisis económica con medios de carácter económico ya que no es posible transformar el sistema de apropiación privada del beneficio” Blanca Muñoz, Teoría de la Crisis).
Es probable entonces que, desde el punto de vista de los planteamos frankfurtianos, se produzcan crisis de legitimidad en el sistema social en general. Tomando en cuenta lo planteado por Habermas, se produce entonces un cuestionamiento a la estructura del sistema de la que habla Claus Offe, y que tiene su origen en la dificultad de establecer una clara separación del sistema económico con respecto al sistema político.
La crisis actual parece dar luces y validez a este planteamiento, pues el Estado ha sido utilizado como un elemento de equilibrio para organizar los desajustes generados por las corporaciones financieras en una economía caracterizada por crecientes estructuras oligopólicas.
Algunos teóricos de la Escuela de Frankfurt, entre ellos Jurgen Habermas, planteaban que en un momento de su desarrollo, el capitalismo tardío, debido a sus irremediables tendencias a la crisis, necesitaría introducir la regulación estatal para asegurar su continuidad, adjudicando los beneficios económicas al mercado y las pérdidas al Estado, que se vuelve “agente planificador del “capital monopólico” unificado. (Habermas, Problemas De Legitimación En El Capitalismo Tardío).
Es decir, desde este punto de vista, la crisis actual estaría marcando el inicio de una posible crisis permanente del sistema capitalista, debido a la gradual incapacidad de éste para responder a las progresivas y diversas necesidades de la creciente población y la imposibilidad de ésta última, para adaptarse a los cambios de la economía globalizada.
Lo anterior se vería acentuado por el “reacoplamiento del sistema económico al sistema político, que repolitiza en cierto modo las relaciones de producción” (Habermas, Problemas De Legitimación En El Capitalismo Tardío), que en definitiva constituiría el paso de un capitalismo competitivo a un capitalismo monopólico.
En este sentido, el capital financiero estaría yendo en contra de la lógica del antiguo capitalismo industrial, puesto que “el sistema financiero de los EE.UU., al engrasar las ruedas de la economía real, ha estado absorbiendo un asombroso 30 por ciento de los beneficios empresariales y el 10 por ciento de los salarios. Así, pues, a diferencia de lo sucedido en el decenio de 1930, los EE.UU. afrontan un sistema financiero hipertrofiado.” Kenneth Rogoff (Profesor de Economía y Política Pública en la Universidad de Harvard y fue economista jefe del FMI).
En este sentido, no es menor considerar que la crisis actual está enmarcada por grandes índices de desigualdad económica, que parecen indicar que los sistemas financieros han sido ineficientes pues han dejado de promover el crecimiento en la economía real, y que “tampoco el capitalismo liberal el mercado cumplió por sí solo las funciones de la socialización en el sentido de la integración social” (Habermas, Problemas De Legitimación en El Capitalismo Tardío), dando paso a la actual fase de capitalismo monopólico.
Se produciría entonces una falencia en cuanto a “la adaptación del individuo no sólo en su integración social, sino especialmente en su integración sistémica” (Blanca Muñoz, Teoría de la Crisis). Es decir, la crisis permanente tiene la potencialidad de convertirse en un conflicto existencial, no sólo de cada individuo, sino del sistema mismo.
La crisis permanente, se sedimenta en base a lo que Habermas llama desplazamiento, de la crisis económica al sistema político, y a todos los campos de la sociedad. “El desplazamiento hacia lo político es la lógica consecuencia de la imposibilidad de solucionar la crisis económica con medios de carácter económico ya que no es posible transformar el sistema de apropiación privada del beneficio” Blanca Muñoz, Teoría de la Crisis).
Es probable entonces que, desde el punto de vista de los planteamos frankfurtianos, se produzcan crisis de legitimidad en el sistema social en general. Tomando en cuenta lo planteado por Habermas, se produce entonces un cuestionamiento a la estructura del sistema de la que habla Claus Offe, y que tiene su origen en la dificultad de establecer una clara separación del sistema económico con respecto al sistema político.
4 comentarios:
Me parece medio oportunista que se plantee que es una crisis permanente.
A mi gusto después de muchos años buenos para la economía mundial, ahora simplemente estamos pasando por la parte mala del ciclo. Pero en un par de años vamos a volver a la parte buena.
En realidad no lo llamaría oportunista, pues estos planteamientos tiene más de 30 años.
Lo interesante es que se plantea una crítica al capital financiero como fuente de crisis y no al industrial. Distinción que se ha hecho ahora muy latente.
Es probable que el ciclo se reajuste, pero sus costos aún no los podemos dilucidar, ni siquiera los economistas más expertos.
Jaja bueno, si tienen más de 30 años no son muy oportunistas, pero se demoraron harto en achuntarle entonces.
Y si, los costos serán grandes, pero la economía mundial va a seguir creciendo igual, en forma cíclica.
No se demoraron...lo que se demoró fueron los efectos que predijeron...
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