Las próximas manifestaciones no tendrán a jóvenes estudiantes secundarios
y universitarios como protagonistas, sino a quienes luego de años de trabajo
diario, al momento de jubilar se sentirán estafados por el sistema de AFP,
amparado de manera mercantilista por el Estado chileno. La próxima gran marcha
será la de los bastones.
Cuando en los
80´se implementó el sistema de AFP en Chile, se prometió a miles de personas
que sus pensiones serían mejor administradas y más altas que en el antiguo
sistema, pues la misión
principal del sistema según la Superintendencia de Pensiones, era “asegurar
un ingreso estable a los trabajadores que han concluido su vida laboral,
procurando que dicho ingreso guarde una relación próxima con aquél percibido
durante su vida activa”.
La cruda
realidad de muchas personas que ahora comienzan a jubilar, y que comenzaron sus
vidas laborales cuando se les impuso el sistema de AFP, es otra. Luego de
trabajar años de manera estable, recibiendo sueldos relativamente decentes e
incluso considerados altos, la mayoría terminará recibiendo pensiones al filo
del sueldo mínimo. Según algunas estadísticas, del 1,5 millón de pensionados en Chile, más del 80%
tiene jubilaciones de menos de 250 mil pesos. Y eso es sólo la punta del
iceberg.
¿Qué tienen en común un
médico, una enfermera universitaria, una profesora de castellano y una ex
funcionaria de la Tesorería General de la República? Todos hace poco jubilaron
y han visto reducidos de manera drástica sus ingresos.
El panorama para muchos como ellos que comienzan
a jubilar y debutar como jubilados bajo el sistema de AFP no es alentador ni maravilloso, como
en la publicidad donde se muestra a adultos mayores trotando en hermosos parques
junto a sus nietos. Ahora no sólo están viejos, sino que más pobres, sin
posibilidad de empleo, y en el peor de los casos, además enfermos, pagando
Isapres que los castigan por ser adultos mayores.
No por nada, la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, planteó
que el problema venidero es cómo hacer que la clase media logre jubilaciones
con las cuales mantenga su nivel de vida. Sobre todo porque el año 2021,
comenzarán a jubilar masivamente los pensionados puros del sistema de AFP (en 1981,
se cambiaron de sistema casi un 70% de los trabajadores. Actualmente, un 98 por
ciento de los trabajadores están en el sistema de AFP).
Según el economista Alberto Arenas, el 2021 habrá "un
choque de expectativas, porque las personas pensaban que iban a jubilar con el
80% de su sueldo y eso dista mucho de la realidad".
El Fondo Monetario
Internacional, en su reporte de Evaluación de Estabilidad del Sistema Financiero
de Chile, hizo un análisis de los fondos de pensiones de los chilenos, haciendo
notar el bajo retorno de las AFP, diciendo que: “Incluso los miembros con
contribuciones consistentes a lo largo de sus vidas laborales podrían enfrentar
problemas para alcanzar un 70% de tasa de reemplazo con sólo el 10% de
contribución sobre los salarios”. Según algunos datos, la remuneración
promedio de un cotizante dependiente es de alrededor 500 mil, mientras que el
promedio de una pensión no supera los 180 mil.
Por ejemplo, según estimaciones de expertos, las mujeres que
cotizan en AFP y que actualmente tienen 50 años, a los 60 años obtendrán una
pensión cercana a los 92 mil pesos. Es decir, 14 mil más que la Pensión Básica
Solidaria, a la que accede un millón de chilenos, sin haber cotizado un solo
peso.
Es decir, contrario a lo que “soñaba” José Piñera, la
población activa si tendrá que subsidiar las pensiones de los jubilados, lo que
implica la eventual bancarrota a medida que envejece la población. Según el
economista del CENDA, Gonzalo Cid; “el 60 por ciento de las pensiones pagadas
por las AFP entre 1982 y 2009, supuestamente con fondos privados, han sido con
fondos del Estado”.
En otras palabras, con las AFP se cumple lo que José Piñera atribuía
al antiguo sistema de pensiones: “el resultado final para el trabajador
jubilado es el mismo: ansiedad en su edad avanzada, creada, paradójicamente,
por la inseguridad inherente del sistema al que se llama de seguridad social”.
Lo anterior, aunque el sistema de
AFP presenta altos porcentajes de rentabilidad para un grupo de 6 empresas (en septiembre de 2011, alcanzaban los
132.661 millones de dólares, tres veces el presupuesto de Chile). La ganancia por cotizante —que suman
4.726 millones— es de casi 200 millones de dólares en utilidades netas. No
obstante, las primeras generaciones de jubilados bajo el sistema van a pasar a
engrosar las filas de ancianos pobres del país.
Eso, aún
cuando en 2012, y en cifras dadas por el propio José Piñera: “el sistema de AFP ha generado un
capital de 190.000 millones de dólares, equivalente a un 80% del PIB de Chile”.
Según el economista, Alejandro Maureira, “en base a cifras de la
superintendencia de Pensiones, entre 2004 y 2011 la rentabilidad de las AFP superó
en casi cinco veces lo obtenido por los ahorros de las personas que cotizan
obligatoriamente en el sistema”.
Alguien se está
haciendo muy rico a costa de las personas comunes, y el Estado es cómplice de
ese asalto institucionalizado. Esto no es libre mercado.
Pensionados cautivos del mercantilismo
El sistema de
AFP no es libre mercado, no sólo por estar concentrado en 6 entidades (Capital con 1.920.586 afiliados; Cuprum
con 612.458; Habitat con 2.169.113; Modelo con 350.084; Planvital con 393.289 y
Provida con 3.490.68); sino también porque el Estado establece
una demanda cautiva para las Asociaciones de Fondos de Pensión. No hay libertad
de elegir qué hacer con el dinero para la pensión.
Según José
Piñera, el sistema ideado por él y fundado en noviembre de 1980 mediante los
decretos leyes 3.500 y 3.501, sustituyó su sistema de
pensiones de reparto operado por el Estado, por un sistema de capitalización
individual administrado por empresas privadas, en el marco de una economía de
libre mercado (sic).
¿Libre mercado? ¿Qué tiene de libre mercado el hecho que el Estado
obligue a las personas a aportar mensualmente el 10% de sus sueldos brutos a
entidades que sólo el Estado habilita o “certifica” para tales efectos, y que
además, una vez jubiladas deben pagar
impuestos a la renta sobre la cantidad que retiran como pensión?
Peor aún, los
cotizantes cautivos no tienen ninguna clase de herramienta ante las pérdidas –a
costa de su patrimonio- que en las sucesivas crisis económicas producen los especuladores financieros,
como en 1982-83; en 1998-99; 2008-2009. Las AFP cobran a sus usuarios
comisiones aunque sus fondos pierdan.
Incluso, les cobran aún cuando invierten sabiendo el riesgo
de pérdidas como ocurrió cuando algunas entidades (Cuprum y Capital)
invirtieron al margen de la ley en Bonos de La Polar, siendo la propia
Superintendencia de pensiones la que dictaminó que deben indemnizar a sus
afiliados del Fondo E por las pérdidas generadas.
O sea, los cotizantes tampoco tienen herramientas para
determinar en qué forma se usan sus dineros. Así, por ejemplo, según el
economista Gonzalo Cid, el año 2008 el 70% se invirtió en 10 empresas, entre
las que destacan: el grupo Matte, Cencosud, Entel, Copec, Endesa, CMPC,
Falabella, D&S y Soquimich. Entre las empresas en que se invirtió se
encuentra La Polar, una empresa que a todas luces presentaba problemas serios
de caja. El caso de AFP Capital es decidor. Compró 60 millones de dólares en
acciones de La Polar a $2.600 pesos por acción, dos días después de hacerse
pública la posible quiebra de la empresa, haciendo perder a sus afiliados 35
millones de dólares.
Gonzalo Durán, economista de la Fundación Sol, explica que
esta lógica se debe al carácter obligatorio de la cotización y a que la gran
mayoría de los clientes de AFP no conocen la situación de sus fondos como para
cambiarse de una mala AFP antes de un descalabro. Entonces, “los fondos
pueden desplomarse e incluso evaporarse, producto de la lógica de Casino que
impera en este negocio, y, ello no significa mella alguna en las utilidades de
las AFP: gana la empresa, pierden los clientes de las AFP, es decir los
trabajadores”.
¿Quién asume la
responsabilidad por ese mal uso del dinero de miles de cotizantes cautivos,
cuyos dineros son usados en empresas enfermas o irresponsables? Nadie.
Una ironía. Jose Piñera decía que el día que se funda el
sistema de AFP “fue el día en que los trabajadores ganaron la libertad de controlar
sus recursos para el retiro y se liberaron de "las cadenas" del
seguro social estatizado”. Pero la verdad es que los trabajadores
cayeron en un sistema mercantilista, no un sistema libre de pensiones.
En el sistema de AFP, no existe el necesario vínculo entre
derechos y deberes, que José Piñera decía no tener el antiguo sistema, y que
supuestamente iba a generar el sistema de AFP. Y eso que planteaba que: “Estas
empresas no pueden realizar ningún otro tipo de actividades y están sujetas a
una vigilancia estricta por parte de una superintendencia técnica creada para
ejercer esta labor”.
Por eso, Gonzalo Durán dice que básicamente las AFP se
enriquecen gracias a tres factores: es una inversión sin riesgo, que se lleva a
cabo en un mercado altamente concentrado y con escasa información para sus
clientes. Por lo mismo, el economista Alejandro Maureira
plantea que la comisión que nos cobran las AFP, “debiera
fijarse en función de la rentabilidad de los fondos de pensiones”, porque
que aunque las AFP no rentabilicen, “siguen teniendo los márgenes provenientes
de las comisiones que pagan sus afiliados”. Pero en un sistema
mercantilista, eso es mucho pedir.
Y esa lógica está amparada por el Estado. Mercantilismo puro
o capitalismo de amigotes.
Por eso mismo, el informe del FMI indica que “los
menores retornos podrían requerir incrementos en las tasas de contribución y en
la edad de retiro (…) las altas ganancias de las administradoras de fondos de
pensión podrían ser objeto de escrutinio”.
El sistema de AFP es el mejor ejemplo del mercantilismo
moderno. Quienes controlan a las 6 entidades, están ligados al poder político
de manera transversal –algunos antiguos ejecutivos de AFP ahora son
funcionarios en Previsión- y han estructurado una red de la cual hacen
usufructo del sistema compañías de seguros, bancos, multitiendas. Todo a costa de los sueldos de miles de
trabajadores.
“Lo que aquí ha ocurrido es que nuestra salud y nuestras
pensiones están en manos de financistas y especuladores que no responden a las
víctimas de sus maniobras y sí influyen en los políticos”, dice Ricardo Hormazábal, autor del
libro El gran engaño: 30 años del sistema de AFP.
La respuesta de la
sociedad civil: Asociación de Consumidores y Usuarios de Servicios
Previsionales, AFP.
Una pregunta frecuentes es: Si el sistema de AFP era tan
prometedor ¿Por qué las FF.AA y la policía no pasaron al sistema de AFP? Porque
hoy, las pensiones de los uniformados son casi diez veces superiores a la de un
afiliado a AFP. Un jubilado del ex INP obtiene una pensión 4 ó 5 veces superior
a las de un jubilado de las AFP.
En muchos casos, el argumento para justificar las bajas
pensiones se basa en las mayores expectativas de vida; el ingreso más tardío al
mercado laboral por estudios; periodos de ausencia de cotizaciones por
desempleo; abandono del mercado laboral para el cuidado de los hijos; o bajos niveles
de renta e informalidad.
Cualquiera sea el caso, la lógica imperante es culpar al
propio cotizante de su baja pensión. En ningún caso, la culpa sería de la
empresa encargada de rentabilizar los aportes que por ley –bajo coacción- debe
hacer el trabajador a las entidades que el Estado determina.
El Consejo asesor presidencial para la reforma previsional
del 2008 (Comisión Marcel) concluyó que la rentabilidad de los Fondos era de 4,5
al 6%, y que para alcanzar una jubilación equivalente al 70% del sueldo, era
necesario que los fondos renten un 5% real anual.
Según el Presidente de la Asociación de AFP, “han
rentabilizado 9,2% anual más del doble de lo que se pensaba en el año 1981”.
¿Y por qué entonces son
bajas las pensiones? ¿Por qué ahora están surgiendo casos de personas que sin
tener los antecedentes que se usan para justificar bajas pensiones, comenzarán
a recibir pensiones miserables o al filo de esto?
No hay explicación, sobre todo tomando en cuenta que José
Piñera prometió en 1981 que serían el 70% de la última remuneración, con una
rentabilidad del 4%. O sea lo mismo un porcentaje más bajo que planteó la
comisión Marcel.
Piñera decía y aún dice: “El nivel de ahorro obligatorio del 10 por
ciento fue calculado asumiendo un rendimiento real durante toda la vida laboral
del 4 por ciento anual, de tal manera que el trabajador común acumule dinero
suficiente en su cuenta de AFP como para obtener una pensión de alrededor del
70 por ciento de su salario final”.
¿O acaso las cifras de rentabilidad no son ciertas? ¿Han
mentido las AFP? ¿Y si no rentabilizan, de quién es la culpa entonces? No es del
cotizante claramente, es de las AFP que no hacen buenas inversiones.
Sin embargo, y aunque las pensiones que entrega el sistema de
AFP son inferiores al 30% de la última remuneración, se sigue culpando al
cotizante, diciéndole que no hizo APV, o que su falta de productividad o
informalidad laboral -traducida en cesantía- incidió en su pensión.
Mentiras, y eso lo
demuestran las bajas pensiones que reciben personas que trabajaron toda su vida
en un mismo trabajo y con altas remuneraciones. Y no es el caso de personas con
remuneraciones bajas, sino el caso de médicos, que incluso cotizando el 100%
del tiempo, reciben pensiones igualmente bajas, sólo 425 mil pesos.
Contrario a lo que dice José Piñera: el sistema no ha “incrementado
la certeza y el valor de las pensiones de vejez, de viudez, orfandad, e
invalidez”.
El sistema mercantilista hace ganar a sus asociados, con
crecimiento económico a costa de sus clientes cautivos. No es una “secuencia
virtuosa”, ni ha permitido a los trabajadores tener mayor control sobre sus
vidas, ni convertirse en propietarios, ni beneficiarse del aumento en la
productividad de compañías privatizadas, ni capturar una parte apreciable de la
riqueza creada.
2 comentarios:
Jorge,
Para ser justos con José Piñera, yo le oído decir que el sistema de pensiones debería progresivamente evolucionar a ser voluntario, que es lo que yo personalmente desearía y de esa manera introducir mayor competencia en el mercado.
Por otro lado, no haces en tu entrada el ejercicio de calcular cuánto se debe ahorrar y durante cuánto tiempo para llegar a jubilar con una renta del 70% del último sueldo. ¿Es suficiente ahorrar el 10% anual durante 40 años para obtener esa cifra?
Además, hay que dar entrada a la manipulación del dinero por parte del Estado. Entre los atributos del dinero está la de ser refugio de valor. En un paradigma monetario inflacionista donde la moneda se altera artificialmente depreciándola uno se ve obligado a invertir para no perder capacidad adquisitiva. El dólar ha perdido más del 95% de su valor con respecto al oro a lo largo del último siglo. Si el modelo monetario fuera otro y se permitieran deflaciones que son resultado del aumento de la productividad, el tema de las pensiones se encararía de otra manera.
Estimado Mario, me parece que eso de "evolucionar" es iluso. El sistema no va a evolucionar a algo voluntario porque es un muy rentable para las AFP, que a la vez financian a quienes hacen las leyes.
Es iluso, porque el sistema es mercantilista, y un sistema mercantilista "no evoluciona" hacia un libre mercado, sino todo lo contrario.
De hecho, eso mismo, la génesis mercantilista del sistema, te sirve para entender lo que planteas en cuanto a la manipulación del dinero.
Saludos
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