Por Jorge Cienfuegos
Silva, Químico Farmacéutico
Cuando hablamos de medicamentos
necesariamente tenemos que hablar de salud, aunque algunos economicistas
prefieran hablar de éstos, solo como productos. Esto, pues son una herramienta
sanitaria importante cada vez más necesarias, para una población que envejece y
que aumenta el número de enfermedades crónicas, como lo corroboran estudios
oficiales como la Encuesta Nacional de
Salud.
Ahora, cuando hablamos de
farmacias es difícil pensar en salud, ya que en las condiciones actuales solo
falta que vendan cigarrillos. Y como es costumbre en Chile, evadimos el tema de
fondo buscando a los culpables más fáciles… en este caso, las cadenas de
farmacia.
No es que defienda a las cadenas
de farmacias, sino que creo que no se les puede pedir peras al olmo. Las cadenas
farmacéuticas son empresas que buscan
ganar dinero, y si existe un Estado ausente que no coloca las reglas claras, no
sé cómo nos sorprendemos cuando una vez más, la autorregulación no sirve.
Es por esto que creo que el tema
de fondo, el acceso a medicamentos de calidad, debería tratarse como una
política de Estado y no como se ha tratado hasta hoy: como una tierra de nadie,
donde las farmacias no son vistas como un centro de salud y por ende no se les exige como tal;
donde no existe fiscalización suficiente, y la Superintendencia de Salud no
considera a las farmacias; y donde existe un departamento, la Agencia Nacional
de Medicamentos (DANAMED), que no tiene las facultades ni los recursos para
hacer cambios reales.
Entiendo completamente la
molestia de los chilenos, me incluyo en dicha molestia, pero el camino para
mejorar la situación no radica en culpar a los vendedores de farmacias, quienes
reciben sueldos muy bajos y los obligan a vender para tener un sueldo digno;
tampoco en culpar a los farmacéuticos, quienes estamos atrapados en un sistema
que no nos utiliza para lo que estudiamos; incluso tampoco en culpar a las farmacias y
los laboratorios.
Esto es un problema de abandono
por parte del Estado y una mala regulación de los involucrados en el sistema.
Todos: los usuarios, los médicos, los farmacéuticos, y por sobre todo la
autoridad regulatoria, deben crear un sistema que permita tener un acceso a los
medicamentos de calidad, con un uso racional y a precios justos.
El problema no es del empedrado,
sino del cojo. Tenemos que hacernos cargo de una realidad que no da para más,
donde no tenemos que pensar solo en los PRECIOS, sino en los VALORES.
Para hacernos cargo de los
medicamentos debemos hacernos cargo de la salud, la atención primaria y de las
personas que realmente necesitan los medicamentos y no dar placebos por falta
de voluntad política para hacer bien las cosas.
Conceptos sobre medicamentos que deberíamos manejar
Bioequivalencia: En pocas palabras es un sello… una autorización
donde una autoridad “competente” certifica que un medicamento es igualmente
efectivo que el original (de marca). Para lograr esta certificación existen
estudios que se deben hacer. Es importante hacer la diferencia con un genérico.
Genérico: Luego de que una patente se termina, se libera la
posibilidad de que otros medicamentos con el nombre de la molécula “genérica”
salgan al mercado. Ósea primero que todo un genérico debe tener el nombre de la
molécula y no un nombre de fantasía (PARACETAMOL, no TAPSIN; ATORVASTATINA, no
LIPITOR o LIPOX), y segundo un genérico puede
ser o no ser bioequivalente, solo
depende si fue certificado o no.
Estudios para obtener bioequivalencia: Sólo son realizados en
medicamentos sólidos (comprimidos). Estos pueden ser de dos tipos. Biológicos,
ósea que necesiten sujetos vivos y una serie de pruebas, por lo que son caros. Los otros son de disolución, que
son estudios simplificados que pueden realizarse a algunos medicamentos, por lo
tanto son más baratos.
Buenas Prácticas de Manufactura: Ó GMP en ingles. Son reglas que en
pocas palabras aseguran que siempre se realiza de la misma manera el mismo
medicamento. OJO, no asegura que se haga bien, ósea si lo hacemos mal…siempre
lo haremos igual de mal, pero, si agregamos la bioequivalencia implica que
todos los medicamentos que hagamos serán igualmente efectivos que el original.
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