La solicitud de Ximena Ossandón de reabrir el concurso de Alta Dirección Pública para mantener su cargo, y las dudas del gobierno ante ésto, revelan que “el gobierno de los mejores” y la “nueva forma de gobernar” son un mito.
Platón creía que el mejor gobierno era el de los sabios. Esa idea, aunque ilusa e impracticable, se ha mantenido por siglos en las mentes humanas, bajo diversas denominaciones, donde las personas se vuelven devotos de sus líderes, atribuyéndoles cualidades que no tienen, creyendo que están llenos de virtudes y se encuentran libres de los vicios del poder.
En Chile, en la última campaña presidencial una de las promesas claves fue formar un “gobierno de los mejores” en base a competencias, y no en base a prebendas políticas y nepotismo. Una nueva forma de gobernar.
Varios cayeron redonditos ante tan linda promesa. Nada de raro, tomando en cuenta que los gobiernos anteriores de la Concertación no habían sido ejemplos de virtud en el último tiempo.
Pero como decía Honoré de Balzac: “Todo poder es una conspiración permanente”.
Así, la solicitud –sin sonrojarse- de Ximena Ossandón de reabrir el concurso de Alta Dirección Pública para mantener su cargo en la Junji , y las dudas del gobierno ante esa petición, tomando en cuenta que el Presidente Piñera tiene hace tres meses a cuatro candidatos seleccionados, revelan que “el gobierno de los mejores” es un mito.
Un cuento que ha sido derribado de forma contundente, no por la oposición, sino por el diputado UDI Gustavo Hasbún, quien en un ataque de sinceridad (¿inconsciente?) ha dicho: "¿Pero por qué se va a ver mal? A la larga estos son cargos políticos…”. Eso sin mencionar que defiende el viejo subterfugio de declarar desierto el concurso, para mantener en su cargo, a la hermana del alcalde de Puente Alto.
Fin del mito. La nueva forma de gobernar es siempre la misma forma de gobernar.
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