Las eventuales irregularidades en el municipio de Huechuraba y de la empresa Gestión Municipal Avanzada (GMA), han demostrado que donde se mide la consecuencia contra la corrupción es cuando sujetos afines a nuestras ideas o creencias, miembros de nuestros partidos o iglesias, son los corrompidos.
Más importante, han demostrado que algunos enérgicos fiscalizadores de la Alianza, en este caso están demasiado silenciosos.
Los casos de corrupción no son de exclusividad de un sistema económico o de un régimen político, tampoco de una ideología, religión, partido, agrupación, creencia, raza, tendencia sexual o nacionalidad, por lo que su combate requiere de una fuerte determinación a terminarla, y una enorme carga de consecuencia, porque siempre existe la probabilidad que alguno de nosotros, "de los nuestros", incurra en prácticas corruptas.
Es en estos casos, cuando son sujetos afines a nuestras ideas o creencias los corrompidos, donde se mide realmente la verdadera posición contra la corrupción, ya sea política, económica, moral o de cualquier índole.
Juzgar con la misma fuerza el acto corrupto, sin importar la relación existente con el enjuiciado, es lo que nos hace realmente incorruptibles e intachables frente al resto.
Si hacemos oídos sordos, miramos para el lado, minimizamos el acto o preferimos guardar silencio, entonces somos cómplices por omisión, y parte constitutiva de la corrupción.
Los últimos hechos han demostrado que la corrupción jamás debe ser usada como argumento y recurso político, si realmente la queremos combatir, porque es probable que esa evidencia, como un significante vacío, se nos vuelva en contra en un momento determinado.
Entonces, aquellos que levantaban la voz contra la corrupción, más por un uso político que por una cuestión ética, hoy guardan silencio y se muestran cautelosos cuando algunos de sus miembros parecen estar envueltos en ésta.
Quienes juzgan con fuerza la corrupción en unos casos y en otros le bajan el perfil, están contribuyendo a fortalecerla, al subjetivizarla según criterios contextuales, políticos, ideológicos, de relación, creencia, etc.
Debe quedar claro, que la corrupción es un problema que afecta a toda la sociedad, que no surge de un día para otro y que es una práctica que se va sedimentando y naturalizando debido a la acción de las propias personas, sean gobernantes y no gobernantes, corruptos y no corruptos.
Entonces, la idea al fin y al cabo, es evitar que una mayoría tenga la percepción en que todos lleguen a decir: ¿Si todos roban, por qué yo no?