martes, 30 de junio de 2009

Michael Jackson y el Golpe en Honduras

La prensa chilena -sobre todo la televisiva- ha demostrado su carácter de instrumento hegemónico: la muerte del rey del Pop ha sido el nuevo sedante informativo.

Se supone que las funciones de la prensa son informar, educar y entretener. No sólo eso, se supone que un régimen de prensa libre (a diferencia de uno monopolizado) las personas se pueden informar desde distintas fuentes acerca de distintos temas. Es decir, no hay monopolio en cuanto al emisor ni tampoco en cuanto a los contenidos. Eso al menos en teoría.

Sin embargo, este fin de semana largo, en Chile, la prensa nacional, sobre todo la TV, ha demostrado que tiene una clara tendencia al monopolio en cuanto a los contenidos informativos que se emiten (todo los canales se copian), lo que en definitiva termina por desinformar a los ciudadanos.

Como si no existieran otros hechos importantes, todos los canales y programas (incluidos improvisados shows especiales) han dedicado largos espacios de sus noticieros para hablar de la muerte de Michael Jackson. Incluso programas, por cuyo perfil editorial no deberían, lo ha hecho. De otros hechos, nada.

La prensa, sobre todo la televisión (que es el medio por el cual se informa la mayor parte de la población) se ha encargado de bombardear y monopolizar el contenido de la información mediante una redundancia exagerada acerca de la muerte del ídolo pop, generando entropía y ruido.

¿Sabrá la gente qué es lo que pasa con el precio de los combustibles, el desempleo, los procesos a parlamentarios por irregularidades? ¿Sabrá que ocurrió un golpe de Estado en Honduras?

Más allá de las posiciones políticas, las opiniones que se tengan, y las causas y trasfondos del golpe en Honduras, lo cierto es que los chilenos “en general” ni se han enterado y parece que “no les interesa” saber qué ocurre en dicho país.

Algunos dirán que es por la distancia, o porque se trata de un “país bananero” y nosotros somos los “ingleses de América”, etc. Otros incluso, probablemente dirán que el golpe se justifica, que es una medida necesaria, etc. Otros dirán que la muerte de Michael Jackson es mucho más importante, etc.

Lo concreto y probable es que la mayoría sí sabe que Michael Jackson murió y todos conocen los entretelones del hecho. La prensa no ha dejado espacios para no saberlo.

Y en eso no hay nada malo. Algunos probablemente eran más fanáticos que otros y es válido que todos quieran saber qué pasó con su ídolo o el cantante que escucharon de niños.

El problema radica en que la prensa –una vez más- ha logrado reducir los espacios de realidad y necesidad de los sujetos en términos informativos. Una vez más también ha logrado determinar qué es importante y qué no para los ciudadanos.
Un fin de semana completo de información monopolizada ha reducido la realidad de un importante número de sujetos a la muerte del cantante. Ahí radica la falla y el riesgo, puesto que entonces, un golpe de Estado, donde se censuran medios y se aplica la violencia contra civiles, es visto por la mayoría de las personas como algo sin importancia noticiosa, del que ni siquiera vale la pena enterarse.

La prensa –ahora con la muerte de Jackson- ha logrado generar una nueva especie de sedante informativo en la ciudadanía. No hay otra realidad que la que se vive en Bel Air. Y sin embargo, es una realidad mucho más ajena de la que probablemente se vive en Honduras.
Es más, la prensa frente a dos hechos similares (Irán y Honduras) e igualmente graves, actúa de forma distinta, por un tema ideológico.

Este fin de semana, la prensa chilena ha demostrado que dedica pequeños espacios para informar y educar. La mayor parte lo usa para entretener, entretener, entretener, entretener, entretener, entre, ent, en, eeeee…(alienar).

lunes, 22 de junio de 2009

El ESTABLISHMENT, SUS ENCUESTAS Y LOS CIUDADANOS

En esta ocasión, la encuesta CEP ha sido más bien una forma de legitimar y fortalecer -mediante el encauzamiento de las expectativas ciudadanas- un sistema político anquilosado, poco competitivo, y cada vez más cuestionado por la gente en general. Por lo mismo, la alta competitividad de las elecciones presidenciales entre Piñera y Frei, que pretende mostrar el estudio, es más bien ilusoria.
Más allá de los típicos análisis, hay que ver que la encuesta del Centro de Estudios Públicos, quizás la más esperada de las encuestas políticas (y eso que la opinión pública no existe) pretende mostrar una opinión pública cuyo principal interés político estaría centrado en cuán simpático es un candidato.
Pero ¿Cuán cierto es esto y qué se esconde detrás de ese mensaje?
La última encuesta del CEP publica ayer, enfocó parte importante de sus consultas a determinar cómo perciben los ciudadanos a los candidatos presidenciales, preguntándoles si los veían preparados para ser presidente, simpáticos, inseguros o manipuladores.
En este sentido, la consulta no tomó en cuenta ni puso en el tapete cuestiones programáticas ni de trasfondo político en cuanto a la próxima elección presidencial.Es decir, eliminó de la “opinión pública” lo más importante que debería tomarse en cuenta a la hora de elegir a un futuro gobernante; sus propuestas y programas.
Algunos dirán que eso ocurre por un tema netamente metodológico. Quizás. Pero no. Y es que hay algo detrás de toda encuesta: y es que estás no reflejan tanto la realidad, sino que más bien pretenden construirla.
Por lo mismo, y en esa pretensión de construir la realidad, la encuesta CEP ha pretendido mostrar que el único cambio concreto y posible –en el actual sistema político- será relativo a tener un presidente más simpático, menos inseguro o menos manipulador. Nada más allá de eso.
Es decir, con la encuesta se pretende enmarcar las esperanzas y márgenes de opción del electorado, no en torno a asuntos programáticos y políticos, sino a cuestiones subjetivas como la simpatía o seguridad del candidato. O sea, a expectativas dentro de lo que el establishment del poder permite.
A través de la encuesta se les dice indirectamente a los ciudadanos –a sus subconscientes- no pidan más allá, pues éste es el sentir general de la opinión pública.
Lo anterior, aún cuando la encuesta CEP –que es parte del establishment- construye esa ficción, esa opinión pública, a partir de un universo de sólo 1.505 personas, cuando en la realidad existe un total de 8 millones 100 mil inscritos para votar.
Si uno lo analiza bien, la encuesta –aunque no es explícita en decirlo y tampoco pretende hacerlo- también muestra claramente que “el cambio”, la “renovación de la política” y la inclusión de jóvenes en las campañas de la Concertación y la Alianza, son sólo una ficción, una estrategia de marketing, y no una pretensión política y programática.
Es decir, que los cambios profundos y de fondo no están considerados por los candidatos de dichas coaliciones, y que tampoco deben estarlo en las expectativas de los ciudadanos.
Una vez más, el establishment se refuerza y se reproduce a si mismo mediante sus instrumentos, guiando las expectativas y opiniones de los ciudadanos.
Es claro que en esta ocasión, la encuesta del CEP ha sido más bien una forma de legitimar y fortalecer mediante el encauzamiento de las opiniones y expectativas ciudadanas -sobre todo a través de los medios de comunicación masivos- un sistema electoral y político anquilosado, poco competitivo, y cada vez más cuestionado por la ciudadanía en general.
Es por esto que la alta competitividad de las elecciones presidenciales entre Piñera y Frei, que pretende mostrar la CEP, es más bien ilusoria.
Lo cierto es que los bandos políticos ya están armados hace rato en torno a la Alianza y la Concertación, pero el votante medio -aquel independiente que deben pelearse los partidos políticos- en la realidad no quiere optar por ninguno de esos candidatos, pues en el fondo perciben a Piñera y Frei como iguales, como parte del mismo establishment y orden político basado en la Alianza y la Concertación, que no aprueban.
De lo anterior surge gran parte del creciente apoyo a la candidatura de Marco Enríquez-Ominami (que no sólo cuenta con simpatizantes entre inscritos sino también entre no inscritos).
Si se analiza con detalle, se puede ver que existe un número importante de personas que no vota o no le interesa hacerlo en éstas próximas elecciones.
Ya en las pasadas elecciones, de 8 millones de inscritos, más de un millón (un 16%) prefirió no votar, mientras que hay 3 millones de no inscritos en edad de hacerlo. En otras palabras no sólo no les gustan las opciones que se les ofrecen, sino que ponen en tela de juicio la legitimidad de éstas para gobernar y de todo el orden político.
Por lo mismo, como instrumento del establishment y en la función de revertir ese fenómeno, la encuesta CEP no aportó nada nuevo y más bien reforzó lo que otras encuestas, medios de comunicación y partidos políticos han hecho y han estado haciendo en los últimos meses: tratar de reducir o atraer las opciones, expectativas y opiniones de los ciudadanos a las que ofrecen las coaliciones hegemónicas (La Concertación y la Alianza).
Da lo mismo cuál. Es el mismo establishment.

lunes, 15 de junio de 2009

¿Quién es dueño de las ideas de Sócrates?

El proyecto de ley sobre propiedad intelectual –también propuesta por el gobierno chileno- es una clara arremetida de las elites a nivel mundial, para evitar la democratización del conocimiento y la información.

En el siglo XV, cuando se desarrolló la imprenta en Europa, rápidamente esta fue prohibida por algunas elites medievales, debido al claro riesgo que implicaba para el statu quo, el acceso de un número importante de personas al saber escrito, sobre todo si ese conocimiento era contrario al orden vigente.

Lo anterior, porque la imprenta rompió no sólo con la tradicional transmisión oral del conocimiento -contribuyendo con ello a su mayor desarrollo- sino también con la idea de que el pueblo en general no tenía derecho a la información, menos a difundir o desarrollar ideas.

Por lo mismo, la imprenta trajo consigo profundas transformaciones en la política, la religión, las artes y el conocimiento de la época, y fue un instrumento importante para el posterior desarrollo del movimiento ilustrado, que terminó por derribar el antiguo orden social, político y económico medieval.

El saber ya no era exclusivo de las elites y los grupos religiosos, sino que podía ser patrimonio de la población en general. Con ello se inician los procesos de alfabetización de las personas y la necesidad de su instrucción pública.

Al igual que con la imprenta, el Internet -con el paso del tiempo- ha roto las barreras elitistas en torno al conocimiento, permitiendo a miles de ciudadanos en todo el mundo, acceder a la más diversa información, desde música hasta libros (que son muy costosos, o no se publican en su propios países, ya sea por prohibición o porque el mercado no lo demanda) sin necesidad de moverse de su escritorio.

Les ha permitido a millones enterarse de hechos de los que nunca se hubieran enterado a través de las prensas de sus países; o denunciar a través de sus blogs y sitios a gobiernos o corporaciones corruptas; o simplemente conocer opiniones y desarrollar ideas propias, e incluso organizarse en torno a ellas. Todo por internet y sin el control gubernamental ni la censura de grupos de presión específicos.

Con el Internet, la gente puede leer prensa de diverso tipo, difundir (sus) poemas, reseñas, tesis, revistas; o escuchar y difundir (su) música; hacer parodias de películas, intercambiar ideas y datos o mejorar las de otros. Todo a un precio accesible y de forma libre. Pueden leer a muchos autores –desde los clásicos hasta los más contemporáneos- que sirven de inspiración para cuestionar el orden vigente, oponerse a los gobiernos, al capital corporativo, a grupos de presión, etc.

Al igual que la imprenta en su tiempo, Internet ha revolucionado el acceso y creación de información entre las personas. Ha derribado viejas barreras y limitaciones de orden geográfico, económico y cultural.

Ahí radica el porque para aquellos que tienen el poder, Internet se ha vuelto cada vez más riesgoso. He ahí porque ahora quieren ejercer mayor control sobre éste, sobre su uso, acceso y sobre la información que circula en éste.

Una vez más, las elites ven que el mayor y libre acceso a información de las personas, esta vez a través del Internet, implica un serio riesgo para su poder. No sólo las desmitifica, sino que de lleno pone en tela de juicio la legitimidad de su dominio.

El proyecto de ley que modifica la Ley 17.336 sobre Propiedad Intelectual, según se nos dice, busca equilibrar el uso de las nuevas tecnologías con los derechos de autor, protegiendo a los creadores y la innovación.

Sin embargo, al igual que con la imprenta, lo que se pretende en realidad es mantener el conocimiento y la capacidad de innovación bajo en control de unos pocos, criminalizando a la vez a quienes accedan o difundan libremente a información a través de medios digitales.

Por lo menos eso se logrará si se aprueba la idea de que las empresas proveedoras de acceso a internet sean jueces, pudiendo exigir bloquear o terminar el servicio a clientes presuntamente infractores de la Ley de Propiedad Intelectual. Todo sin mediar resolución de un tribunal calificado.

¿Qué pasa con el derecho constitucional a un juicio justo? ¿Qué pasa con evitar arbitrariedades en estos casos? ¿Qué pasa si publico una crítica en mi blog contra la empresa que me facilita el internet y me desconecta por supuestamente infringir la ley?

Claramente se pretende devolver el patrimonio del conocimiento a las elites y alienar a la población. Porque la modificación también estipula exigir a los proveedores de Internet un pago por derecho de autor por los contenidos que transitan en sus redes.

En definitiva, esto no se trata de proteger a los autores, ni sus derechos, ni sus obras, ni la innovación, sino más bien de evitar una segunda y más masiva aún ilustración bajo el alero de Internet.

En definitiva, estas leyes se tratan de una lucha por el control de la información. Pero sobre todo, de evitar la difusión de ideas entre la población.

En el caso de Chile, una de las trabas principales al acceso al conocimiento han sido los altos costos de los libros, debido a los altos impuestos, que han mantenido por años, al margen del saber, a una gran cantidad de ciudadanos. La modalidad del impuesto ha sido una técnica para evitar el desarrollo de una masa crítica y una sociedad civil informada.

Internet rompió con esa modalidad elitista del conocimiento y la gente ahora puede leer prensa más independiente o se informan por blogs. Pero sobre todo, pueden leer libros que antes, por un tema de costo (simplemente no tenían el dinero para comprar uno o no podían viajar fuera para comprar) no podían ojear.

Tal como explica Kevin Carson, “La propiedad intelectual sólo puede existir si se infringen los derechos de la propiedad privada tangible. Los copyrights y las patentes conceden al tenedor de éstos una apropiación de facto de la propiedad física de otras personas, impidiéndoles usar esa propiedad en las formas y modos que determine el monopolio que el tenedor de esos derechos posee”.

En otras palabras, la modificación de la ley de propiedad intelectual termina por matar la libre creación, la innovación y el desarrollo del conocimiento. El proyecto de ley destruye la dialéctica de Hegel, el falsacionismo de Karl Popper, y las revoluciones de Kuhn.

Este proyecto de ley da por sentado que las ideas surgen tal cual las conocemos, son estáticas, inmodificables y exclusivas. Peor aún, considera que las ideas constituyen propiedad como un lápiz.

Entonces, alguien me puede decir ¿Quién es propietario de las ideas de Sócrates?

martes, 9 de junio de 2009

No votar, una forma de votar

En varios canales –sobre todo de TV pagada- se ha hecho habitual ver campañas donde se llama a votar a los no inscritos, para que “nadie hable por ellos”, se “Mojen por Chile”, y “se hagan grandes”. Sin embargo, detrás de estos mensajes se esconde la simple legitimación del orden isonómico existente a través del encauzamiento de las preferencias políticas de las personas.

Los (ahora) constantes llamados a inscribirse y votar -sobre todo por parte de algunos candidatos presidenciales- en el fondo sólo pretenden reemplazar la clientela electoral ya envejecida, para así asegurarse legitimidad futura, y de pasada de justificar la totalidad del sistema político imperante.

Estas invitaciones no pretenden ampliar o diversificar las opciones de participación de los ciudadanos, sino que (cual pastor con sus ovejas) encauzar por y hacia el buen camino del voto, sus preferencias políticas y electorales. Te invitan a participar, pero sólo votando, y no de cualquier forma.

Lo anterior, responde a la constante y oculta pretensión (una vez más) de que las opciones ofrecidas a los electores (las ofertas), sean menos de las que realmente podrían existir y estén dentro de la gama de lo posible y permitido en el sistema isonómico, es decir, la estructura electoral y partidaria.
Por ello el no votar, el votar blanco o nulo es sancionado, aún cuando deberían ser opciones válidas para expresar preferencias políticas de los ciudadanos. Contradictoriamente, te obligan a que te guste el sistema.

En este sentido, en el último año, el universo político ha dado señales claras de tal situación. En su interior la competencia política está más que controlada y restringida; y sus actores dominantes son claramente contrarios a cualquier innovación y nueva oferta y forma de hacer política (y eso que muchos se llenan la boca con esas palabras).

Las tecnologías del poder y el encauzamiento de los individuos

El encauzamiento de los individuos, mediante la restricción de las ofertas en el universo político se produce en diversas dimensiones, y a través del uso de variadas tecnologías -que Foucault llamaría de disciplinamiento-. En el fondo pretenden evitar el desarrollo de fisuras dantescas en el discurso constituyente del orden actual.

La más básica de estas dimensiones es la coacción física, cuya tecnología es la fuerza física. Si la persona no quiere votar, se ejerce la coacción estatal sobre ésta: se le multa o se le recluye.

Otra dimensión, claramente más subjetiva, es la apelación a los sistemas de creencia y situación de vida de cada persona, a través de “la incertidumbre de los castigos” en cuanto a su voto, sobre todo a no ejercerlo. Esto se hace en varios sentidos y espacios. A la gente se le dice que si no vota por éste, podría ocurrir tal cosa, o si no lo hace por éste otro, podría pasar esta otra cosa.

Lo anterior es la base de la lógica del mal menor y del discurso de la alternancia (Que coincidencia). Si no votamos por X vendrán los otros y con ellos el debacle. Si no votamos por los otros, los que ahora están nos llevarán a la hecatombe. El mensaje es el mismo, si no votan por nadie, todo se destruirá. En definitiva, es la apelación al miedo a la anarquía.

De la lógica anterior, también se desprende la apelación a la racionalidad del elector, que en el fondo también es un instrumento de disciplinamiento en torno al voto -léase locura versus razón- que se aprecia claramente a nivel de disciplina partidaria interna y también en cuanto al ejercicio de la ciudadanía.
Si alguien va a votar por X y no por la opción que se propone en la coalición, es un díscolo, un rebelde, o está loco. Si una persona no vota o vota nulo porque no le gustan las opciones, es un mal ciudadano.

En definitiva, si vota, debe votar por lo que se le ofrece dentro de lo “racional”, sea lo que sea, le guste o no. Nunca votar nulo, blanco, menos aún no votar. Sino, es irracional, utópico, un voto perdido, etc.

Que nadie hable por ti, ni tú, sólo nosotros


Las campañas para incentivar el voto han apelado a varios mensajes: Moja la camiseta por Chile, Házte grande (ambas del candidato presidencial Sebastián Piñera) y No dejes que otros hablen por ti (del canal de cable Vía X).

Todos estos mensajes tienen una característica en común (muy acorde a los sistemas de disciplinamiento): apelan al compromiso irrestricto de los electores con el voto.
Lo clave es que simultaneamente suprimen el deber de los candidatos con respecto al voto.
Así, nunca mencionan la obligación que deben asumir los elegidos con respecto al acto electoral, en cuanto a cumplir con el mandato posterior que eso les implica.

Ahí esta la clave del porque estas campañas son claramente un instrumento de encauzamiento y disciplina electoral, además de un modo de legitimación del orden político vigente: el único deber es votar. Cualquier otra expresión política –como no votar- no es válida.

Por lo mismo, cuando se habla de Mojar la camiseta, lo que se pretende es entregar total responsabilidad al elector, desligando de toda responsabilidad a los gobernantes, aún cuando son éstos quienes toman realmente las decisiones. Una vez más, el único deber del ciudadano es votar. Si no lo haces, no diste todo de ...

Por otro lado, Hacerse grande, también apela a la responsabilidad del elector, pero va mucho más allá. Implica que el votante debe aceptar, sin cuestionamiento alguno, las reglas del juego electoral imperante y dejar atrás las “bobadas” y rebeldías juveniles contra el sistema (como no votar, no inscribirse). En el fondo es un llamado a la conformidad, es decir, a convertirse ahora en el conservador del mañana.

No dejes que otros hablen por ti, es ciertamente un mensaje aún más contradictorio, tomando en cuenta que el acto del voto en sí implica la delegación del derecho a la palabra hacia un otro. Es decir, a que otro hable en nombre de uno, que es en definitiva la representación. He ahí porque la eliminación de la responsabilidad del electo en cuanto al voto es tan peligrosa.

Y que importante es tomar en cuenta todo lo anterior, sobre todo si se considera que mediante el voto se constituye un contrato sin garantía alguna en cuanto a su cumplimiento, y que sin embargo, es la forma de legitimar el actuar de los políticos y gobiernos.

Tal como en otro blog se plantea, con el voto legitimamos en nombre de otros, que ni siquiera han acudido a las urnas (niños por ejemplo), un contrato que ni siquiera han aceptado hacer.

Por eso, no votar también es una forma legítima de votar. Aunque al sistema en general no le guste. Pero sobre todo, si lo que nos ofrecen no nos gusta.

miércoles, 3 de junio de 2009

Chile tiene una isonomia a medias, no una democracia

En su libro Ciudadanía y democracia, un enfoque republicano, el profesor Andrés de Francisco, plantea que un problema actual de las democracias modernas es que algunas de ellas entregan derechos civiles pero no derechos políticos.

En Chile, la Constitución establece que todos los ciudadanos tienen derecho a ser elegidos como gobernantes. Sin embargo, todos sabemos que no todos los chilenos pueden ejercer tal principio. No por falta de capacidad, sino esencialmente por carencia de recursos materiales, capital social e influencia.

Es decir, nuestra democracia más bien sería una oligarquía isonómica, donde existen derechos civiles iguales, pero no derechos políticos iguales.

Tal como plantea Andrés de Francisco, la isonomia no es lo mismo que la democracia. Es una condición necesaria, más no suficiente para su existencia.

En su libro hace un análisis histórico de este fenómeno, el cual se origina en la antigua Grecia, con Clístenes, donde tanto pobres como ricos contaban con iguales derechos políticos, pero cuya puesta en práctica quedaba determinada por el nivel de influencia e independencia en cuanto recursos materiales.

De esa idea, se desprenden posteriormente algunos planteamientos –entre los que se encuentran los de Benjamín Constant- relativos a decir que como los pobres no tienen intereses materiales, no les es necesario participar de la vida pública, y que sólo los ricos tienen tal derecho al compartir intereses comunes.

De esas ideas se desprende que los hombres pobres deben ser relegados a sus espacios privados, preocupándose individualmente de todos sus asuntos y que los hombres ricos (que constituirían la comunidad política), deben valerse de intendentes –y por ende del Estado- para representar sus intereses conjuntos (hoy día podríamos decir corporativos). Que mejor ejemplo que los rescates multimillonarios ante la crisis económica.

A partir de lo anterior, se plantea que los hombres pobres entonces deben conformarse con una civitas sine sufragio, es decir, acceso a derechos civiles pero no a derechos políticos.

Andrés de Francisco explica que la civitas sine sufragio fue creada en Roma, con el objetivo de permitir la anexión de otros territorios y la integración de sus habitantes conquistados, pero sin alterar el poder político de las elites romanas.

Tan antigua es está lógica, que de ella también deriva el voto censitario que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX.

Algo que no menciona Andrés de Francisco, es que la diferencia con los tiempos romanos y los del voto censitario, radica en que hoy en día, la civitas sine sufragio no es impuesta por ley alguna, sino que es producto de la propia lógica de la estructura isonómica del sistema político, que desincentiva a los ciudadanos “comunes”, primero a querer participar de la política en cuanto ser gobernantes, reduciéndolos primero al rol de electores, para luego terminar por disminuir incluso, sus estímulos para el ejercicio del voto.

Sin embargo, es claro en plantear que puede haber una elite en el poder, una oligarquía, mantenida no ya pese a la perfecta igualdad de derechos políticos, sino gracias a ella. Una oligarquía isonómica, donde todos tienen derecho, pero gobiernan los ricos.

Por lo mismo cita a Rawls, quien decía una cosa son las libertades políticas iguales y otra el valor equitativo de dichas libertades.

Esta claro que en Chile la equidad no existe.
En relación a esto también pueden leer www.pardejorges.blogspot.com con artículos referidos al reportaje de Informe Especial acerca de la Cámara de Diputados.

lunes, 1 de junio de 2009

Lavín escapó de Piñera a la Quinta Región

Por Jorge Gómez Arismendi
La eventual candidatura de Joaquín Lavín, por la Quinta Región Costa, más bien parece esconder una táctica de éste, para desligarse diplomáticamente de la candidatura presidencial de Sebastián Piñera, y no tanto una pretensión electoral personal.
Cuando Pablo Longueira se desligó por la prensa del comando presidencial de Sebastián Piñera, la señal era clara: apoyaba la candidatura del empresario, pero dejaba clara su distancia política con éste.
Esa distancia, que quedó en clara evidencia en 2007 en torno a la discusión del salario mínimo ético, parece no ser exclusiva del senador, sino también de otros miembros importantes de la UDI, que aunque no la hacen tan explícita como Longueira, si la dejan clara en discusiones privadas. Eso se notó en la demora que pusieron los gremialistas en cuanto a darle el apoyo de manera oficial y definitiva a la candidatura de Piñera.
Lo cierto es que las diferencias de estilo y de hacer política entre Sebastián Piñera y líderes importantes de la UDI, parecen no desaparecer a medida que se acercan las elecciones presidenciales de diciembre, sino más bien agudizarse.
La ahora eventual candidatura de Joaquín Lavín por la Quinta Región Costa parece confirmar ese ambiente tenso pero solapado. En este sentido, más bien parece una táctica del ex alcalde, para desligarse diplomáticamente de la candidatura de Sebastián Piñera, y mantener su independencia y capacidad de discreción política en un espacio propio como lo es una senatoria. Eso sí, sin generar daños a la Alianza y sus pretensiones de llegar a ser gobierno.
En el fondo, algunos altos líderes UDI quieren evitar ser cooptados y absorbidos por RN en caso de llegar al gobierno, al verse en la obligación de constituir una coalición gobernante. Por lo mismo, durante el cónclave gremialista, Lavín fue enfático en decir que el gobierno de Piñera debería tener el sello de la UDI.
En este sentido, la UDI apoya a Piñera en base a una ética de resultados (ganar las elecciones en diciembre y con ello llegar al gobierno) y no en base a una ética de principios. En esa línea, Longueira fue claro en declarar en la prensa que Piñera era el vehículo para que el proyecto gremialista llegara a la Moneda, y que prefiere más ver a Lavín como presidente que como senador o ministro de Sebastián Piñera.
Lavín siendo más realista que Longueira, claramente ve que la senatoria le ofrece un espacio mucho más propicio para mantener un punto de poder propio e independiente, pero manteniendo los apoyos netamente políticos con Piñera. No así un puesto como ministro.
En lo anterior, probablemente también incide el que Lavín tampoco olvida que hace cuatro años, el consejo general de RN le quitó el respaldo como candidato de la Alianza, proclamando a Piñera, y que este último le negó la posibilidad de ir a primarias. Por lo tanto, el riesgo de sufrir una “desconocida” por parte de Piñera es real. Muerte política segura para Lavín si la sufre siendo ministro del empresario.
*Artículo publicado en Observatorio de la Realidad Ciudadana, OBSERVA. También pueden leer QUINTA COSTA: Clave en la disputa Presidencial, de Jorge Montecinos.